La regularización de la pequeña propiedad raíz es un trámite que permite al actual poseedor de un bien raíz, urbano o rural, que carece de un título debidamente inscrito, que se reconozca su calidad de poseedor regular de dicho bien, a fin de poder adquirir el dominio de ese inmueble. En otras palabras, permite poner fin a situaciones históricas de posesiones irregulares.

Ser poseedor no significa otra cosa que actuar como dueño de una cosa que se tiene materialmente y de la que se goza.

Varias son las razones por las cuales una persona pueda carecer de título, algunas de ellas obedecen a herencias en las cuales nunca se hizo posesión efectiva, compraventas, testamentos, cesiones de derechos que no surtieron efecto, por adolecer de algún vicio, entre otras.

Es necesario cumplir con ciertos requisitos que deben ser acreditados, tales como:

• La posesión material, continua y exclusiva de un bien raíz durante, a lo menos, 5 años.
• La existencia de un título que ha dado origen a la posesión.
• El ejercicio actos posesorios en dicha propiedad tales como mejoras, edificaciones, arreglos e inversiones.
• El pago de derechos de aseo, servicios básicos o contribuciones.

La importancia de regularizar una propiedad radica básicamente en que adquiere la calidad de propietario y, como tal, se podrá acceder a beneficios estatales tales como pavimentación de calles, servicios de alcantarillado, de agua potable o subsidios habitacionales.